De paso [LIBRE]

Mis ropas estaban manchadas de barro,mi cabellera castaña estaba totalmente alborotada...la verdad,tenía un aspecto espantoso.La gente se me quedaba mirando con caras raras,gestos de asco y demás,pero la verdad,me daba igual.
Había viajado a pie desde muy,muy lejos,era normal que estuviera así de manchada;por el camino iba alisando mi pelo con las manos,desenredando entre mis dedos los enredos más difíciles de quitar.
Me dirigía a Forks,donde una vez estuviera como testigo en aquella batalla contra los Vulturis.No había un motivo por el que quisiera ir,simplemente era otro lugar que quería volver a visitar.
Últimamente,Charles y yo casi nunca estábamos juntos,pero ya me daba igual...prefería ir por mi cuenta.

Forks poco a poco dejaba de perder sentido para mi, nunca iba a poder olvidar como mi vida en aquél pueblo se esfumó hace seis años, dejandome a mi totalmente sóla y sin razones ni motivos para seguir allí, pero ahí me encontraba, viviendo en Forks como si nada mientras caminaba por las calles de Port Angeles a un paso tranquilo y elegante característicos de mi, de no haber sido por Bella, Renesmee y Leonard. ¿Dónde estaría yo ahora? ¿Haciendo qué? Lo único seguro era que no conocía mi futuro, puesto que había dejado de tener decisiones concretas, y realmente no me importaba.. no me interesaba nada ya con respecto a mi y a mi futuro, iba a seguir mi propio consejo: Vivir eternamente con aquél vacío y evitar más preocupaciones, quizás así era una forma más fácil de vivir... O eso creía.

Mientras caminaba un efluvio en particular llamó mi atención, se encontraba a unos cuantos metros más, pero incluso desde aquella distancia podía verla con nitidez: Era una nómada. Era una cara que ya había visto anteriormente en las filas de testigos de los Vulturis en una visión, no había podido llegar a verla personalmente, puesto que la búsqueda de Nahuel requirió un tiempo alargado y desesperante, de no haber sido por... por... Jasper. - Aún me dolía recordarlo. - No hubiese podido aguantar tanta ceguera y desesperación dentro de mi, pero afortunadamente.. todo había salido de buenas manos. Finalmente me acerqué a aquella chica con tranquilidad, no fué sus ropas ni su cabello lo que llamó mi atención, pero sí el color carmesí de sus ojos.. ¿Una nómada en plena calle? Eso no me daba ni una pizca de gracia, por lo que llegué a su encuentro sólo en cuestiones de segundos.

- ¡Hola! Debes ser nueva por aquí. ¿No? Mi nombre es Alice, un gusto.

Y entonces, le extendí mi mano derecha con firmeza para esperar a que la estrechara, discimuladamente podría sacarla de allí.