Encuentro forzoso. [Edward]

por **Bella M. Cullen** Sáb Ago 22, 2009 6:58 am

Salía de la habitación de Renesmee, aún adolorida, sentía como si mi cuerpo fuera a desmoronarse, siendo tan fragil como cuando mi humanidad reinaba. ¿Qué había pasado con mi super fuerza vampírica? ¿Porqué este dolor se apoderaba asi de mi cuerpo?
Me sonreí a mi misma divertida de mi propia debilidad, decidida a alejarme un rato, para no hacerle mal a Renesmee ni arruinarle el día.

Apenas si podía caminar conciente de lo que hacía, no sabía cómo ponerle la cara a la situación, en parte, la culpa también era mía...Dolía demasiado, tantas dudas de respuesta obvia aparecian que mi mente parecia que iba a estallar.
-Calma, Bella...Esto no puede ser asi...- Pensé para mi misma, intentando despejar mi mente, pero no podía hacer nada mas.

Miré la hora y aún era temprano, dudaba que Christopher llamará por lo menos hasta la tarde, asi que decidí escaparme hacia el bosque para dedicarme a cazar el resto de la mañana, por lo menos así calmaría mi sed y podría distraérme un rato.

No tenía ganas de correr hacia el bosque, era algo raro en mí, sentía que mi cuerpo ya no era agraciado y ligero, pero sin duda alguna era la culpa la que me paralizaba.
Hice fuerza para poder caminar a un paso algo mas ágil y apresurado que el de un humano para llegar con apuro al centro del bosque, donde ningún turista curioso estaría, y no pondría en peligro a nadie.

Sin embargo, cuando cerré los ojos y busqué con el olfato alguna presa que fuese mas interesante que un alce, olí una fragancia que era familiarmente reconocible para mi.
Me estremecí.

Debía estar alucinando...De nuevo.
No podía ser lo que yo creía, porque de ser así, él estaría de vuelta, y dudaba que eso pasara.
Si mi corazón aún latiera, de seguro se habría detenido.
Me dejé estar parada en el mismo lugar por varios minutos...No podía estar equivocandome, por más que intentara diferenciar los olores y asegurar mi error de reconocimiento, era suyo...

por **Edward Cullen** Sáb Ago 22, 2009 7:22 am

No hay nada imposible. Eso es lo que siempre me aseguraban. Nada. Ahora descubría más claro que nunca que se equivocaban. ¿Cómo podría yo calmar aquel dolor que le produciría Bella al verme? Era como gritar a una tormenta, una tormenta cuya lluvia se clavaba en mi piel como las más amargas espinas, tormenta que oscurecía el Paraíso que encerraba su mirada cuando su recuerdo se colaba en mi mente, tormenta que ensordecía las palabras de aliento, y el sollozo en aquel silencio que seguía recordando tan nítidamente.

¿Cómo podría yo volver a protegerla? ¿Cómo podría hacerle ver la luz de nuevo junto conmigo? Sabía lo que dolía un corazón roto a pesar de que éste no siga la latiendo... Sabía lo afilado de sus aristas... Pero sabía que no me importaría cortarme con ella. No si era por ella. ¿Cómo hacerle ver que seguiría dándolo todo por ella? Sabía que un corazón roto perdía su compás... pero yo... la necesitaba... sólo quería verla, aunque fuése la última vez.

El tiempo perdió su noción si es posible que se desfase más para un inmortal, los segundos lejos de ella se hacían horas, el preludio al volver a escuchar su voz me parecía una eternidad, la ansiaba tanto.. la necesitaba tanto... Seguí caminando sin rumbo fijo, simplemente meditaba acerca de mi vida. Cómo había cambiado tan drásticamente en estos últimos meses. La caza me había venido bien, pues me sentía más fuerte que nunca, quizá con más ganas, o sencillamente estaba pletórico por los acontecimientos. Egoistamente me alegraba de volver a encontrarme con Renesmee después de no haberla visto en un par de semanas.

De repente...

Su efluvio me llegó en una exhalacion de aire... Cerré los ojos e inspiré profunfamente, quería reter aquel sabor dentro de mí, era como si me devolviesen el oxígeno después de tanto tiempo. Con ella me sentía vivo... necesitaba verla, necesitaba acercarme, necesitaba sentirla con más intensidad. Hablaría con ella, era necesario. Pero no como Edward Cullen, si no como Edward Anthony Masen. Muerto en 1918.

En un movimiento inhumano salí de las profundidades del bosque para dirigirme al lugar donde se hallaba. A pesar de los incontables árboles que cubrían el bosque, no me resultaba nada complicado poder divisarla. Estaba realmente hermosa... no pude evitar apreciarla... mis ojos se perdieron en lo suyos. Estabamos a unos metros, quería acercarme, pronunciar su nombre... pero no me atreví. Quise percatarme antes de su reacción. Esperé...

por **Bella M. Cullen** Sáb Ago 22, 2009 7:36 am

Entre mis pensamientos abrumados, un ruido interrumpió mi coma momentáneo para advertir la aparición de alguien más.
Quise convencerme por un segundo que era un animal, pero sabía que no era asi, era su olor, estaba acercándose.
También consideré que era casi imposible, él no vendría hasta dentro de unas semanas para visitar a Renesmee.

Se hizo ver en una centécima de segundo, y ahí estaba él...tan hermoso, tan perfecto, como siempre.
Dí un paso inadvertido hacia atras, perpleja, completamente atónita.
Me tomó unos segundos recobrarme, no fué fácil parar el impulso de arrojarme sobre él, esperando que me abrazara y pudiera besarlo con intensidad, con la necesidad que el verle o no tenerle me generaba.

Pero no podía, porque yo había arruinado todo, porque en su momento no fuí capáz de protegerle con mi escudo, ni de hacerle ver cuál era la realidad, asi como tampoco pude dejar de lado mi molestia...Solo pude pelear con él, lo peor que podía hacer.
Y ahora quería que me tomase como antes y fuera suya para siempre, por de este modo, como estaba viviendo los últimos meses, no era como lo había prometido el día de nuestra boda..."Tanto como vivamos"...Y si no estaba con él, mi eternidad era igual a la muerte...
No podía seguir sin él, cada segundo que él me dejaba perderderme en sus orbes melancólicos, me arrepentía más y más de lo sucedido.

-Edward....

Mascullé finalmente, en un hilo casi inperceptible incluso para un vampíro, era como si mi voz estuviera ahogada, pero no como cada vez que él me había hechosuya, si como si me faltara el aire, la vitalidad.
Tomé fuerzas durante los segundos siguientes y en silencio dí un paso hacia delante, esperando que él no saliera corriendo o no me dijera "Te odio", porque sin duda alguna eso era lo que mas temía.

Deseé con fuerzas poder abrir mi escudo con algo mas de eficiencia que las veces anteriores para que él pudiese leer mi mente aunque solo fuera por unos segundos, para que pudiese ver cuánto le extrañaba, necesitaba y amaba sin la necesidad de torpes palabras de por medio.
Sin embargo, hacía demasiado tiempo que no lo practicaba, las probabilidades de lograrlo eran nulas...Y habría hecho una escena inservible entonces.

por **Edward Cullen** Sáb Ago 22, 2009 2:21 pm

Silencio. Se había instaurado perpetuando el respetuoso velatorio que parecía la antesala de nuestra última despedida, aquel momento que me negaba a recordar porque el dolor era demsiado dificil de sobrellevar... aquel momento en que me dejé llevar por mis estúpidas emociones y aparté todo aquello que verdaderamente me importaba. Ella.

Era aquel momento que no quería recordar, sin embargo ya estaba muy dentro de mí... todas mis decisiones, cada palabra conforme salía de mis labios exhortando una amarga despedida. Pero todos mis planes perfectamente estructurados se derrumbaban ante su presencia. Mi Bella, mi Amor, mi Esposa. No sabía lo que era amar hasta que la encontré, y no lo supe apreciar lo suficiente... pues la situación actual así lo indicaba.

Una vez más, el tiempo perdió su noción si es posible, sentía su mirada perpleja clavada en la mía. ¿Que estaría pensando? ¿Como debía comportarme para no sofocarla ni que se sintiese incómoda? Sabía de las incontenibles ganas de besarla, pero debía de resistirme a los impulsos que se producían en mi cuerpo cuando la veía. Tenía que reprimir ese arrebato... Asimismo, ¿Cual sería su reacción si me acercaba? Pues todas aquellas preguntas abrumaban mi mente sin cesar. Torturándome a cada imagen, a cada recuerdo, a cada "confesión" desagradable. Todo aquello conseguía desesperarme de tal forma que no podia describir.

Deseé de corazón poder leer su mente, deseé que me dejase mostrar todo aquello que pensaba y sentía, si le hacía daño verme yo... desaparecería. En ese momento era lo único que podía pensar con claridad, la decisión más factible, la más fácil... y sin duda, la más dolorosa.

"Edward..."

Algo en mi interior se estremeció al pronunciar mi nombre en un susurro apenas audible. No me acordaba cuan agradable era esa sensación. Debía acercarme, todo me impulsaba a ello. Y al percatarme del paso inseguro de Bells exponiéndose a mí, aparté cualquier incertidumbre que yo adquiría. Di un paso con la cabeza gacha, pues no podía enfrentarme a sus profundos órbes que tanto adoraba. No sólo me moví, sino que aventuré en acercarme con pasos firmes hacia ella, mi semblante seguía sereno, o en un intento de asemejarse a ello. Ya que mis ojos aflijidos y torturados me delataban... y lo odié.

Cada paso que daba hacía ella, me parecía lo más próximo al Paraiso, donde quería perderme durante el resto de mi eternidad. ¿Como salir voluntariamente de lo más próximo al Paraiso? Volver a una vida normal tras haber catado la perfección era volver la rutina en un infierno. Cuando has encontrado la razón de tu vida, sabes cual es tu condena. Vivir o morir sin ella.

Y sin ella volvía a ser aquel muerto en vida.

Me detuve a una distáncia bastante considerable, y a la vez arriesgada... tal vez un metro o dos. No me parecía apropiado estar a escasos centímetros, aunque fuese lo que más desease en ese momento. Rozar su piel... deleitarme en sus labios... perderme en su mirada... Suspiré en un intento de concentrarme, era probable que miles de preguntas recorriesen su mente ante mi visita anticipada. Y era muy fácil que llegase a la conclusión de que la visitaba a ella.

La miré a los ojos en el vano intento de descifrar sus emociones, de ser el eminente en saber lo que haría. Pues no descartaba el hecho de que me golpease con toda su fuerza, por tener el descaro de visitarla después de todo.

Fuese cual fuese su decisión en ese preciso instante, era hora de consagrar unas palabras... ni siquiera sabía si quería escucharme. Me desgarraba por dentro la idea de tan sólo pensarlo. Antes de que pudiese dar media vuelta e irse... o matarme, literalmente, me anticipé a hablar— Cinco minutos Bella... sólo te pido que me escuches cinco minutos, y luego podrás proseguir con tu vida —declaré en apenas un susurro.

por **Bella M. Cullen** Dom Ago 23, 2009 12:15 am

El silencio se pronlogó por un tiempo que me sería imposible de deducir con exactitud. Era casi increíble cómo se desvirtuaba, perdiéndo todo sentido y estructura, no podría decir si era gracias a mi eternidad, porque juraría que ya había pasado por situaciones similares en mi humanidad, estaba segura entonces, que él era quien provocaba que para mi el tiempo corriera mucho mas rápido o lento, según el ánimo del momento.

Noté como se acercaba con desición hacia mí, lo cuál me sorprendió con bastante magnitud.
¿Qué haría aquí? No tenía sentido que quisiera hablarme, fué muy claro cuando me dijo que no quería verme nunca más, y al recordarlo, nuevamente esperé que mi corazón se detuviera, aunque ya lo hubiese hecho algunos años atrás.
Entonces fué cuando consideré que hubiese venido a buscar a Renesmee, talvez, solo talvez, él había vuelto con la pretención de llevársela, después de todo también era su hija, tan suya como mía.
Mi estremecí nuevamente...-¡NO!- Grité dentro de mi mente, no podía llevársela, era mi hija, era lo único que me quedaba, lo más importante para mí, había temido perderla desde el momento en que pude tenerla en mis brazos, cuando noté que Jacob se había imprimado en ella.

Mientras me atormentaba con ideas que deseé fuesen erróneas, Edward apareció una distancia considerablemente cercana a mí, un par de metros, aunque en aquél momento parecía, despues de mucho tiempo, una distancia mortal, demasiado lejos a decir verdad....Tan cercano y lejano a la vez, completamente imposible...
Ese sentimiento de lejanía cercana me mataba.
Deseaba que se apegara a mi cuerpo, ahora de la misma temperatura que él, pero entonces recordaba una y otra vez nuestra violenta despedida, "no quiero verte nunca más"...Resonaba en mi cabeza una y otra vez..
Algo debí haber hecho.

Sin embargo, me quedé inmovil, imposibilitada, ni quiera podía dar un paso vacilante, nada. me quedé tan dura como solo los vampíros y las estatuas son capaces de ser.
Su melancólica expresión me llamó la atención, por lo menos no se veía tan lastimosa como la mía, de seguro yo me veía incluso demacrada, mas que cuando era una débil humana, pero sus hermosos rasgos arreglaban y mejoraban cualquier expresión, incluso su ceño fruncido con molestia se veía perfectamente.

Me pidió cinco minutos, ¿Acaso hacía falta que lo hiciera? ¡Mi eternidad había sido concebida para pasarla junto a él para siempre y ahora me pedía cinco minutos de esta condena a sufrir eternamente!...Qué irónico.
Sin embargo, no pude contestarle, ni siquiera escépticamente, ya que cuando quise hacer algún comentario, él agregó "y luego podrás proseguir con tu vida "
Eso me dejó mas helada aún. ¿Cómo se suponía que viviera sin él? Simplemente imposible!
Me enojaba mas aún que él no lo supiera, o que lo ignorara.

Intenté mantenerme estable, de no arruinar esta oportunidad de tenerle enfrente, aunque fuese por última vez, pero si de algo me aseguraría es que, si iba a verle solo por esta vez, entonces luego, debía terminar con esta falsa de vida, sin él, la eternidad solo es una falsificación de vida.
-Todo el tiempo que necesites, eso sobra...Dime, Edward.
Comenté en un hilo algo mas armado y estable, aunque eso duró hasta que llegué a pronunciar su nombre. Tanto el volúmen de la voz como su tono de seguridad, se iba desvaneciéndo a medida que su nombre se acercaba en la oración.
Esperé que me dijese lo que quería...Muriéndo por saber qué era, aunque no estaba segura de querer saberlo, la curiosidad me mataba, pero también me dolía pensar que me diría que se casaría con otra mujer o se llevaría a Renesmee...
Tantas posibilidades dolorosas acababan con mi poca estabilidad, y de seguro en mi humanidad, hubiera estado ahogándome en lágrimas, como nunca antes lo había hecho.

por **Edward Cullen** Dom Ago 23, 2009 4:12 am

Sus palabras fueron como firmar una sentencia, quería respuestas... y yo iba a dárselas. Mientras ella había mantenido su actitud -en mi opinión- angustiada, y con cierta confusión, yo había mantenido aquella insolente y terca parte de mi mente chillando por mantenerme a su lado, porque al parecer no le "hacía daño mi presencia". Pero en su rostro... ¿Sentía miedo? ¿Porqué? ¿Miedo a lo que yo pudiese decir...? Sabía que mi presencia no le hacía daño pero... ¿Su miedo? No estaba dispuesto a soportar que sufriese por mi compañía.

En esos momentos sentía que debía irme, debía dar media vuelta y correr como no lo había echo nunca, pues sabía que si no lo hacía así me arrepentiría, sabía que si no desaparecía antes que mis palabras se pronunciasen, yo no podría... porque... soy un completo egoista.

Una vida sin ella sería una tortura, pues sabía del dolor latente que me causaba su ausencia... ella era mi única cura, mi única medicina viable para mitigar aquel insoportable dolor. Apenas terminó de hablar, y ya anhelaba como nunca deleitarme con el sonido de su voz. Pero a pesar de la tortura de una vida sin ella, un mundo en el que yo siguise consternandola como hasta ahora... eso era más que un infierno.

Debía tragarme aquello, debía hacerlo para protegerla, debía irme... pero mi parte irracional me impulsaba a hacer lo contrario, quedarme... sincerarme... aunque sólo fuese un simple perdón... debía hacerlo, por ella. Me había dignado en aparecer después de no verla en meses, y lo que ella merecía era una explicación contundente.

Debatirlo de por vida... pensé con amargura... Pues mi mente estaba en plena lucha interna contra los impulsos irracionales que seguían nublándome los sentidos. Era inevitable no perderme en su mirada... lucía tan hermosa... y la había echado tanto de menos, que ni siquiera sabía qué rumbo tomar ante la situación, ya que cada vez se me presentaba más difícil.

Algo en mi sabía que la amaría para siempre ¿Cómo olvidarla...? ¿Cómo vivir sólo con su recuerdo...? Llegaría el momento de afrontar aquellas cuestiones en otro momento. Ahora solo me importaba una cosa.

Ella.

Me acerqué más todavía, acortando los pocos metros de distancia. A la vez que transpasaba aquel umbral que nos separaba... Nuestros cuerpos vacilaban en el equilibrio por no rozarse, lo que ahora nos separaba era una fina capa invisible, como si nuestros cuerpos fuesen a complementarse en un intento de ser uno... reprimí mis instintos, los días sin ella pasaban factura... la necesitaba tanto...

- Bella... - comencé a decir con el ceño levemente fruncido, y mi mirada desviada en un intento de escoger las mejores palabras. Mi semblante, seguía el mismo patrón que mi mente aflijida le dictaba - la idea... de haberte dañado... me es insoportable. Sé que soy el causante de tu dolor. Y sé que no merezco tu perdón. - confesé mirándola a los ojos arrepentido - no quiero hacerte más daño... no lo soportaría. Dime que me odias... dime que no quieres volver a verme... dime que soy un monstruo, ¡repíteme todo aquello! - exclamé exasperado - quiero sentirme menos infame con todo lo que en su día te dije Bella... - confesé sintiendo como la tortura volvía intermitentemente en mi rostro. Aspiré su aroma, me era tan necesario... era extraño como todo aquel dolor se volvía placer, ella era mi droga, mi adicción. No podía dejar de sentirla... estaba engachado, para siempre.

por **Bella M. Cullen** Dom Ago 23, 2009 9:19 am

Su aterciopelada y profunda voz pronunció mi nombre y me estremecí...No había palabras para explicar cuánto le necesitaba, y estaba por volverme loca si lo perdía.
Escuché con atención sus palabras, no esperaba que me dijera algo así...¿Acaso él...Sentía...Culpa?
La incertidumbre de no saber qué pensaba volvía a dejarme en un espacio físico vacilante, estando mi cuerpo casi pegado al suyo...Pero lo sentía tan lejano dentro de mi pecho, tanto que me enfermaba el solo pensarlo.

Me mordí el labio inferior por unos segundos para aplacar la impotencia de cada palabra que pronunciaba, ¿Cómo podía pedirme que le odiase siendo lo que mas amo? No podía, simplemente no podía, ni nunca podré.
Hice un gesto explicativo con la diestra, aunque era algo confuso, como mis pensamientos, y en un hilo de voz me atreví a contestar, aún perpleja, una vez que el termianara de hablar.

-Yo también te dije cosas horribles....Y no son ciertas.- Agregué con algo de desesperación, intentando no vacilar, no quebrarme, pero él me puede.

Suspiré una milésima de segundo, incluso demasiado corta como para permitirle contestarme.
-Te amo.-Volví a agregar, intentando que no me matara con la mirada, pero aún así, no podía quitar la vista de sus dorados ojos.
-Es todo lo que puedo decir, no puedo odiarte.
Admití finalmente vencida, aunque la ira me invadiera al recordar las peleas, la felicidad era mas grande, valía más...El rebajarme en aquel momento me hizo sentir horrible, pero mi orgullo flaqueaba ante la posibilidad de que él no me odiara, de que aún me quisiera, y el mismo orgullo que una vez me hizo decirle cosas de las que ahora me arrepiento ahora pedía a gritos que me disculpara, pero con todo lo que había dicho, mi voz comenzaba a quebrarse y no sabía cuanto lo soportaría.

Me quedé aún inmóvil, imposible mas estática de lo que estaba, era la única forma de que no me abalanzara sobre él.
Tenía tanto miedo...Hacía meses que deseaba verlo, pero sabía que no habría forma de que volviera a ser como antes, y por eso temía que el encuentro no fuera agradable...Incluso, vino convencido a pedirme que lo olvidara, si acaso era eso lo que él buscaba con esta conversación.
Sentí inmensas ganas de llorar, como nunca antes, siendo humana, había sentido.
Mi pecho dolía, dolía demasiado, la presión era indescriptible, la peor agonía que había sentido.
En ese momento, incluso pensé que el estar separada de Edward dolía mas que la transformación en vampíro...Superaba el haber querido morir, era aún peor.

Mi vista se nubló entre pensamientos y durante el silencio que yacía entre ambos...El tiempo no era problema, esperaría...
No entendí porqué no podía ver con claridad por momentos.
Alcé mi mano derecha y limpié mi cara, observé levemente mi diestra y estaba húmeda.
¿Lágrimas?
No, era físicamente imposible para mi llorar, pero recorrían mi rostro como si lo fuesen, las ganas de llorar se hacían reales con algo tan estúpido y común en Forks como la llovizna que entonces comenzó a intensificarse lentamente.

por **Edward Cullen** Dom Ago 23, 2009 4:34 pm

Te amo.

Dos palabras... un sentimiento correspondido por ambos... el cual, a pesar de todo, no podíamos negarnos.

Palabras que mi parte racional quería negarse a escuchar, y mi frío corazón las deseaba de una manera inverosímil. Unas ansias irrefrenables de besarla invadieron mi mente, con las cuales si estaba dispuesto a combatir... no podía transpar el umbral que ambos habíamos creado. Mis pensamientos intangibles habían concedido el empuje necesario a mi voluntad como para contener mis ganas el tiempo justo...

Sin embargo algo me retuvo devolviendo mi mirada en su rostro, sus palabras hicieron que algo que algo en mi se estremeciera. Fue como si me golpeasen. Porque aquello hacía. Me golpeaba a cada rato destruyendo mi voluntad, mis hábitos duramente estructurados durante todo este tiempo, rompía mi disciplina, mis maneras, mi actitud, todo.

¿No puedes odiarme? pensé casi con desgarro. Apreté la mandibula en un intento de acallar mis palabras, en la tentativa de... comprender el porqué de aquella compasión hacia a mi. Yo merecía todo aquello... merecía que me odiase... merecía alejarme de ella. Y maldije mentalmente no poder cumplir con mi propósito. Me había alejado fisícamente de ella... pero no mi alma, a Bella le concernía... siempre.

Alcé vacilante mi mano hacia su rostro, como si me asegurase que verdaderamente estaba allí... precibiendo la calidez de su piel, sin que En cuando me relajé un poco posé una mano en su mejilla, aunque sin atreverme todavía a juntar nuestros cuerpos... pues sentimientos contradictorios invadían mi mente, llegando a una conclusiones meramente convincentes.

La odiaba sí... pero sólo por quererla tanto. La quería lejos... y no podía vivir sin ella. El destino es caprichoso, y no duda en poner trabas... que sin embargo, no son más que una prueba, algo que no importa si se ama de verdad...

Aquella sensación de su piel bajo mis dedos... era... increíble. Hacía tantos meses que no me sentía así... era tan... reconfortable sentirla otra vez...

-Eso... eso es ridículo Bella... - protesté después de asimilar los hechos, puede que mis palabras se escuchasen algo severas, incluso atroces... pero realmente no lograba discernir. Simplemente, me parecía incomprensible que no me odiase...

Mis labios se curvaron en una amarga sonrisa... todo aquello me parecía... si, era inexplicable - merezco que me odies... a la vez que no mereces que alguien como yo te ame. - sentí como mi voz de apagaba, y mi sonrisa torturada y confusa ante la situación, vacilaba con desaparecer... mis manos resbalaron por su mejilla mientras echaba un paso hacia atrás. Apenas volvía a estar a un metro de ella y ya estaba tan lejana... ni tan siquiera me percaté de la intensidad que la lluvia caía sobre mí. Parecía como si el cielo se manifestase con la intención de sancionarnos a ambos.

por **Bella M. Cullen** Dom Ago 23, 2009 5:01 pm

Amagó a alejarse y mis ojos se abrieron advertidos sobre este hecho, no quería separarme de él.
Debía ser explícita, no quería seguir acarreando tanto dolor...Esta tortura no terminaría nunca de no ser asi.
-No es por tí, es por mí...- Contesté en un hilo de voz algo desesperado.-No puedo odiarte porque te amo demasiado, ¿Acaso importa si lo meresco o no? El punto es así y no hay mas que rebuscarle, Edward. ¿Puedes encontrar un motivo más válido? Porque yo no. Simplemente es asi, es una necesidad...Y pensé que en algún momento ya te lo había hecho saber.
Repuse automáticamente en cuanto sus palabras apagadas terminaron de escucharse dentro de mi mente.
No estoy segura de cómo se habrá escuchado mi voz, pero me sentí un poco mas reparada tras él acariciara mis mejillas... Me hacía sentir tan especial, como si fuese la mujer mas hermosa del mundo, aunque no me comparara con ningúna otra vampireza...Él lograba estremecerme así.

Entonces, tras unos pocos segundos de haber hablado, tomé sus manos húmedas por la lluvia que cada vez se intesificaba con fuerza, casi olvidaba que estabamos en invierno.
Ladeé la cabeza cerrando los ojos con delciadeza mientras centraba mi mente en un solo objetivo, abrir mi escudo.

Me tomé varios segundos de concentramiento, pero luego solo dejé que mi mente comenzara a pensar libremente de momentos en los cuales había intentado que Edward entendiera mi devotivo amor, que sería infinito...Para siempre.
Esperé que mi escudo se hubiese abierto aunque fuese unos segundos, que él pudiese haber visto aunque fuera algo de mis recuerdos, incluso de los borrosos, los de cuando era humana.
Porque aunque mi corazón ya no latiera, siempre iba a seguir vivo por él...Y si le perdía, entonces yo ya estaba decidida a terminar con todo.

por **Edward Cullen** Lun Ago 24, 2009 3:33 am

Su respuesta en un hilo de voz y algo exasperada pese a que me tensó en un primer momento, sus palabras me hicieron temblar de los pies a la cabeza. Si hubiese podido llorar, no dudaba que lo hubiese hecho. Me conmovía su bondad.. su valor... aquellos sentimientos que todavá perpetuaban en su frío corazón, era demasiado buena... Era mi ángel.

Ella, no merecía a alguien como yo... tal vez el nuevo vampiro, Christopher, le haría feliz... aunque el hecho de pensarlo me ardía por dentro... como si me clavasen una estaca en el pecho. Una sensación dolorosa que se igualaba cuando Jacob me hacía perder la poca cordura que me quedaba cuando sus chulescos, infantiles y fantasiosos pensamientos giraban entorno a Bella...

Sin embargo mi voluntad había estallado en mil pedazos, anhelaba como nunca volver a acercarme... sentir la tibiez de su piel, ahora tan complementada con la mía. Sabía que pensar así era incorrecto... pero había hecho tantas sandeces en mi vida, que mi parte egoísta necesitaba volver a sentirla. Pero al parecer, no fué necesario aventurarme en acercarme, era como si se fuese paseado por mi mente...

Se acercó a mi en un movimiento que no percarté, era comprensible, ya que mi mente vagaba en lo que era lo correcto y lo incorrecto para ella... sólo quería su felicidad. Y que fuese feliz conmigo... era algo que empezaba a dudar... le había causado tanto daño, y no tan sólo ahora... ya lo había hecho con anterioridad, pero me negaba recordar ese episodio. Aún así, no podía dejar de mirar sus labios.. tan sólo su visión devolvía aquellas sensaciones a mi boca.. todavía podía sentir la suavidad de sus labios al amoldarse a los míos, su calor... y mis ansias de perpetuar aquello intensamente...

- Bella... - susurré frunciendo levemente el ceño mientras miraba sus ojos. Una de mis manos no tardó en acudir a las suya, delineando desde sus dedos hasta su muñeca suavemente, la cual aferré... quería aprovechar cualquier contacto que pudiese establecer con ella... pues quería retener de nuevo en mi mente aquella sensación que sólo un roce de sus manos, una tierna caricia, o un susurro de sus labios... adquiría sobre mí.

Clavé mi mirada en sus ojos al percibir aquello que se proponía... Sin embargo no me encontré con sus profundos ojos... sus parpados encerraban su mirada, en un claro intento de abrir su escudo... con la consecuente de la tortura que me produciría al ver los recuerdos. Sus pensamientos empezaban a llegar a mi mente sin cesar. Cerré los ojos con la frente levemente fruncida, sentí como mis facciones se suavizaban, estaba relajado. Y por primera vez una media sonrisa exenta de toda preocupación apareció, tan solo bañada por la.. ternura que me inspiraba.

Vi pasar todos aquellos momentos que núnca podría olvidar... todos especiales y únicos. No había palabras suficientes para asemejar la felicidad de aquellos momentos que viví con ella. Pude apreciar que el amor que sentía por mi no había desvanecido... y egoistamente me alegré por ello. Me amaba con la misma intensidad que yo a ella... y la idea de quererla... de abrazarla, de besarla... y no soltarla jamás, se acentuaba a cada segundo que pasaba, convirtiendose en mi prioridad.

Mis brazos la estrecharon fuerte contra mi, estaba harto de mantener esa barrera que ambos queríamos traspasar, y lo que sentía en aquellos momentos ahogaba todo instinto de querer alejarme por el bien de ella. Enterré mi rostro instintivamente en su cabello húmedo a causa de la lluvia durante unos segundos... - me es tan dificil separarme de ti... y ahora me haces esto... ¿Que es lo correcto? ¿Que es lo que debería de hacer ahora, Bella? - susurré cerca de su oido con deseo.

por **Bella M. Cullen** Lun Ago 24, 2009 5:39 am

De repente sentí el cuerpo de Edward sobre el mí e inmeditamente subí ambas manos para abrazarlo, mientras lo estrechaba contra mi pecho, no podía evitarlo, quería reterno, que nunca se fuera.
¡Cómo deseaba nunca haber peleado con él! ¡No quería que partiera de nuevo!
Alcé la vista ante su pregunta moral, y me quedé apenas una milésima de segundo perpleja.
Me sonreí algo escéptica susurrando con desición.
-¿Qué deberías hacer
Y no le dí tiempo a contestar, solo levanté su rostro con apresuro, y una vez que pude fijar mi mirada en la suya, acerqué mi rostro hasta poder reposar con desesperación mis labios sobre los suyos...No podría dejarle ir nunca más.

Sentí como mi pecho se estremecía otra vez, era tan placentero el sabor de sus deseables labios, y tanto extrañaba besarlo que sentía ganas de llorar con desesperación, no había forma física de saciarme de él en ese entonces, lo necesitaba, mas que a cualquier cosa en este mundo.
Incluso si hubiese sido humana, me hubiera bastado aquel beso para sobrevivir, ni respirar, ni mi corazón, ni nada, solo él.

Me sofocaba un insoportable y consumidor calor cada vez que era conciente de la suave caricia que sus labios yacían en los míos, los cuales eran mucho mas promiscuos, como siempre lo había sido.
No podía entender cómo mi cuerpo podía ser tan frío y muerto sintiendo un calor y dolor semejante, era capáz de sentir el sufrimiento aún estando muerta, pero si estaba con él parecía ser el dolor mas extasiante de todos, y valía la pena.

No despegué mi rostro del suyo, solo quería besarlo, no podía dejarlo ni alejarme, ni siquiera por voluntad propia, y para peor, siendo inmortal no tenía necesidad de interrumpir.
Mi cuerpo reaccionaba por sí mismo, y hablaba con lo que quería.
Quería a Edward

Entonces solté sus labios solo unos segundos, me hice una pausa entre besos para agregar, mientras que mi mente hacía fuerza contra mi cuerpo para no ser demasiado impulsiva, talvez había arruinado su intención de charla, y me odié por eso.
-Edward...No estoy dispuesta a vivir la eternidad sin tí...-Me aventuré a mascullar en un hilo de voz decidido.
-Es contigo o nada.-Finalmente expliqué sin más vueltas al respecto, para así volver a buscar sus labios con necesidad, no aguantaría un día más sin él...

por **Edward Cullen** Lun Ago 24, 2009 2:47 pm

Su cuerpo, practicamente pegado al mío daba alas a mi mente. Me hacía sentir vivo en el más puro sentido de la palabra. Estar a su lado era algo necesario, era nuestro momento, era aquello que aguardaba sabiendo que sería agradable... Y es que la sentía, la sentía en lo hondo de mi ser, como se siente parte de ti.

Ella había entrado de nuevo en mi vacío... en aquel paradero oscuro en el que estaba hundido, haciendose su hueco en mi, dándome aquel calor que da el alma al cuerpo, llenandome de luz para no perderme... Ya no discernía nuestras fronteras, no había límites entre nosotros. Y me encantaba...

Pese a que no todo fuese perfecto.. a su lado todo lo parecía, los problemas no eran tan grandes, ni los obstáculos insalvables, la tristeza parecía solo una nube pasajera en lugar de aquella tenebrosa tormenta. A su lado hasta la tristeza o el miedo sabían extrañamente dulces... quizá porque teníamos al lado a alguien para consolarnos, o asegurarnos que no estábamos solos... Todo era sencillo entre nosotros. Para nosotros. Y por nosotros.

Empezaba a creer que quizás... volver su lado era la única opción viable para que toda aquella agonía que ambos sentíamos desvaneciese... Sentía como los malos momentos quedaban eclipsados ante la felicidad del resto... Y esque la fascinación que sentía por ella desorbitaba todo lo previamente vivido. Ella era mucho más, lo que sentía por ella era mucho más. Mi alma sabía que la amaría por siempre... y tenía que sincerarme, confesarle que sin ella no podía seguir. Que el cielo me impida aquello que deseo hacer...

- Bella... - comencé a decir mientras permití que mantuviese ella el abrazo, con la intención de tomar sus mejillas con mis manos... la miré la a los ojos cuando ella se anticipó en devolverme a su rostro, sintiendo un extraño cosquilleo por sus orbes, como si la desesperación se canalizase hasta mis dedos que sostenían aquel rostro tan desesperado y suplicante como el mío. Podía sentir el calor embriagador de su cuerpo por encima de la camisa...

No me dió tiempo de proseguir, pues su boca arremetió conta la mía con desesperación... con necesidad... con amor. Mi aliento se fundía con el suyo para embriagarme deliciosamente. Sus labios persistian en los mios de modo que sólo ansiase más de ellos...

Me permití no soltarla ni un sólo segundo, y el infierno terminó de desatarse con aquella cortina de agua cada vez más intensa que nos cubría a ambos. Permitiendo que la lluvia me empapase, sintiendo como en pocos segundos mi ropa se pegaba a mi cuerpo al igual que los cabellos en mi frente. Me incliné separando su rostro de mi para apoyar mi frente en la suya mientras miraba sus ojos fijamente, sintiendo como mi pecho subía y bajaba por los jadeos que me había visto obligado a tomar...

"Edward no estoy dispuesta a vivir la eternidad sin ti... es contigo o nada"

Sus labios acudieron a mi boca nuevamente, como una dulce promesa de que estaba ahí, que todo iría bien. Y yo correspondí encantado... quería hacerle sentir sin palabras que a su lado todo estaba bien. Me rendí a aquella pasional danza mientras nuestras bocas batallaban por guardar la esencia de la contraria de forma desesperaba... - Te necesito, te necesito más de lo que imaginas... no estoy dispuesto a volver a separame de ti, estoy aquí Bella, siempre... - susurré contra sus labios, antes de volver a perderme en ellos.

por **Bella M. Cullen** Mar Ago 25, 2009 5:52 am

No soportaba que hubiese un umbral entre nosotros. Por momentos lo sentía necesario para mantenerme cuerda, debía recordar que por "algo" habíamos discutido, pero...¿Qué era una discusión para los sentimientos, no, necesidades de un ser? ¿Qué entiende el cuerpo por una discusión? Definitivamente el mio nada, porque mi cuerpo solo pedía a gritos que lo apegara al de Edward, embriagándome de su perfecto perfume...
Me hacía sentir tan caliente, como si hubieran inyectado fuego vivo en mis venas, haciendome sentir viva, mas que cuando era humana, incluso si la fría lluvia empapaba ambos cuerpos con furia.

Me alejé un momento de él, apenas unos centímetros que me dieran un alivio, la pausa necesaria para que mis labios no siguieran embistiendo los suyos con necesidad, y así entonces, le dejara hablar con tranquilidad.
Acaricié su rostro con suavidad, limpiándo con gracia las gotas que cubrían casi con totalidad el rostro de Edward, mientras le escuchaba hablar...No había palabras para corresponder con la devoción necesaria.

-No...-Murumuré en un hilo de voz casi inperceptible debido a que casi se me quiebra la voz ante la posibilidad de separarme nuevamente de él.
-No te vallas...Quédate conmigo-Me aclaré la garganta con rapidéz.-Con nosotras.-Agregué recordando a Renesmee, mi hija...No, nuestra hija...Aquella que era tan parecida a él, sin duda alguna su hija, aunque yo habría soñado con un hermoso varón de ojos verdes, la niña contaba sin duda alguna con su belleza, con su encanto, sus bucles de color cobrizo y sonrisa deslumbrante...Era de Edward, su fruto, y la amaba, era tan mía...Amaba ver el resultado de esta necesidad.

Recorrí con la yema de mis dedos mojados el bello rostro de Edward, trazando líneas imaginarias mientras lo contemplaba asustada...Aterrorizada de perderlo de nuevo, de dejarme llevar por estupideces que podrían arruinar lo mas importante para mí.
Llegué a sus labios, tan deseables, demasiado para mí, y no lo soporté, volví a impregnar mis labios sobre los suyos con desesperación y de forma pasionalmente nunca antes vista.

-Te amo...Te amo con locura.-Admití algo eufórica entre besos, mientras que podía sentir como mi respiración, la cual existia por costumbre mas que por necesidad, se volvía un jadeo constante y cada vez mas agresivo.
-Edward...No resistiría que volvieras a irte...Debo-Hice énfasis en esta palabra[/color]-...Estar contigo para siempre...O "Cuanto duren nuestras vidas."-Cité nuestros votos de casamiento, aquel que aunque no deseaba por su festejo, había sido el momento mas felíz de mi vida, aquel en que solo estabamos él y yo, solo nosotros en nuestro "Lugar felíz".
Sellé cualquier continuación a mis palabras con nuevo beso, y el contacto con sus labios ardía, incluso dando la sensación que los cuerpos de ambos húmedos en realidad estaban en llamas...Y a pesar de estas aluciones en mi mente, solo podía asegurarme de mi devoción, no podía amarlo tanto, no era humanamente posible, y por eso ahora era inmortal.
Solo podía llegar a una conclusión:
Simplemente, lo necesito.

por **Edward Cullen** Mar Ago 25, 2009 2:03 pm

Un latido. Aquella era la definición perfecta para lo que sentí en ese momento. Yo... intuía que algo se cernía sobre nosotros, algo grande, que nos desbordaba, algo peligroso... algo que se escapaba al control de ambos pero a lo cual no temíamos. Era la misma sensación latente de una creciente ola que se crece ante un mar en calma, pero no teníamos miedo. No podíamos. Estabamos juntos.

Sentí como aquella sensacion de frenesí crecía en ambos, nuestras respiraciones se aceleraron, y aquel reflejo me pareció tan necesario como si el aire me siguiese siendo fundamental para vivir. Los truenos retumbaban con un rugido ensordecedor, la luz se nubló tras las espesas volutas que formaban los densos nubarrones.

Pero aquella lluvia era diferente. No dolía ni empapaba. Era refrescante, suave, no nos hacía daño ni nos invitaba a guarecernos de ella. Era una de esas lluvias que te acaricia invitándote a extender los brazos y dejar que te cubra.

¿Realmente era la caricia de la lluvia lo que me reconfortaba? ¿o eran sus caricias...? No podía creer todavía que estuviese viviendo todo aquello, no podía creer que ella estuviese ahí, en mis brazos de nuevo. Sus caricias llevaban palabras... aquellas que me reconfortaban... aquellas que quería escuchar de sus labios.

Sus labios.. ¿Alguna vez nos habíamos besado con tanta énfasis? pues parecía que el mundo terminase cuando nuestros labios insaciados se separasen. Todo era cada vez más íntimo, más cómplice... más nuestro. Ibamos acercándonos más y más, los roces más lentos, más frecuentes, más necesarios...

- Te lo juro Bells... -prometí clavando mi mirada en la suya, ambos estábamos eufóricos- No permitiré que este percance vuelva a suceder, nada ni nadie nos separará... estaré junto a ti y Renesmee. Te amo... desde el primer momento en que te introduciste en mi alma... mi vida te pertenece. Nada tiene sentido si no eres parte de ella. - susurré mientras cerraba los ojos instintivamente, dejándome envolver en sus caricias. Eran tan delirantes...

Bebí sus palabras mientras mis labios aún tentaban a los suyos, y caía en todos aquellos besos que espaciaban sus palabras en un agónico intento por sentirlos de continuo. - "Cuanto duren nuestras vidas."- repetí sus palabras y nuevamente me sumergí en su boca...

Nuestros rostros encajaban a la perfección, nuestra piel la una contra la otra, su aliento mezclado con el mio en una cálida invitación que me llevaba a su boca con mas desenfreno, a esos labios con los que los míos eran correspondidos con la misma ímpetu. Perderme dentro de su boca con tanta vehemencia, era algo adictivo y placentero, era algo insaciable... me provocaba esas ansias irrefrenables de besarla y no detenerme jamás. Mis brazos formaban una cárcel en su cuerpo, pues la retenían contra a mí con fuerza, como si me la fuesen a quitar... no... jamás permitiría eso. Ella era mía. Mi Bells...

Parecía como si todo se detuviese en ese mismo instante, incluso la lluvia. Era aquella sensación que me hacía estremecerme... todo ardía, incluso yo... pero no me importaba quemarme, no si era por ella. No sabía cuando me había acercado tanto, pero... sabía que no podría alejarme, no podía pensar en nada... todos mis sentidos estaban expuestos en sus labios.. en las sensaciones de mi cuerpo que se manifestaban al estar cerca de Bella. No tenía uso de la razón... pero no quería pensar, no quería que aquello terminase. Ya no rememoraba lo desquiciantemente bien que me sentía estando a su lado...

por **Bella M. Cullen** Mar Ago 25, 2009 8:09 pm

Casi no podía caer en cuenta de que la presunta agonía que nuestra separación había generado en mi, en Renesmee...
Deseaba que mi pecho se tranquilizara, ya no tener miedo, no debía temer, porque cuando Edward me prometía algo él lo cumpliría aunque le costase la vida, en este caso, la eternidad.
Sin embargo, era difícil asimilar luego de un susto tan grande que en realidad todo volvería a ser como antes, o no, incluso, sería mejor todavía.

Mi pecho no abondanaba el sentimiento de un fuerte estremecimiento, y menos aún siendo los brazos de Edward que me aprisionaban contra su cuerpo ardiente, juraría que incluso ardía mas que el de Jacob.
La ropa que llevávamos puesta era una tela tan fina, un umbral casi invisible, que se veía opacada y poco relevante ante la furiosa lluvia que se dejaba caer sobre nuestros cuerpos inmortales.

Su voz era el sonido más perfecto que jamás había escuchado, y cada vez que pronunciaba palabra, lograba llegarme tan adentro que me perdía en su melodiosa profundidad.
Y esta vez, él no decía cosas dolorosas, al contrario, estaba reparando mi alma con cuidado, y me sentí culpable por dejar que lo hiciera, después de las cosas que yo también había dicho, seguro lo habría lastimado de forma inmaginable, obligándolo a alejarse de mí, porque de seguro, sería mas grnde el daño que yo le provocaba que el que él me hacía a mí.
Me odié.
No había palabras para describir lo inútil que me sentía a su lado, él es perfecto en todos los sentidos posible, lo amo tanto...Que, aunque ya no fuese una torpe humana, seguía siendo un ser inferior a él, y siempre lo sería.

Debo admitir que aún así, el poder recostar mi rostro sobre su pecho, del cual podía sentir su calor aunque estuviesemos empapados, curaba cualquier herida, cualquier miedo, solo necesitaba un leve susurro, un beso suyo, y eso alcanza en mi mundo para ser felíz.
Lo tenía todo...Su amor, su hija, la eternidad...A él.
Sería demasiado estúpida si lo dejaba ir nuevamente.

Mi rostro se vió sobre el suyo con intensidad como él en mí, el dolor sufrido este tiempo casi no me dejaba recordar lo placenteros y deseables que eran sus besos, la caricia más tentadora que existe, sin duda alguna, y no me hacía falta probar otra antes de estar segura de ello. Era así.

Lo besé con pasión, con latente necesidad, era mi necesidad, no podía vivir un día más sin ser suya, sin que me tomase tan fuerte como la contextura de sus brazos lo ameritan.
Si aún seguia viva luego de lo que había sucedido era solo por nuestra hija, que a pesar de su apariencia física, seguía y sería siempre mi pequeña pateadora.

Entonces, no hubo necesidad de más palabras, estas parecían tan poco significativas comparado con el fervíl sentimiento que su existencia despierta en mí, y como la mía lo hace en él, reconfortándome con el mas placentero éxtasis regratifactório, sin otras palabras, la desición parecía estar tomada, no hacía falta aclarar que no podía vivir sin él, que daría fin a mi existencia de ser así.
Primero, la distancia física se rompió, el verle me alivió y asustó significativamente, pero mas importante aún, la distancia mental, sentimental, parecía no haber desaparecido, lo que yo tanto temía, que hubiese renunciado a mí oque hubiera encontrado otra alma mas interesante, parecía ser un miedo tan lejano que incluso me sentí tonta, pero...Después de todo, siempre había sido así, siempre sería esa oveja tan estúpida.

por **Edward Cullen** Miér Ago 26, 2009 1:55 pm

Hay cosas de las que estaba sencillamente seguro. Las sabes y te son tan lógicas y fundamentales, que no hay dudas al respecto. La amaba como jamás amaría a nadie. Aquella era mi verdad incuestionable. Ella era mi razón. Y esque era feliz a su lado, podía sonreir por cualquier cosa. Ella es tan especial... Y asimismo, en un momento nos reíamos junto con nuestra hija... como al siguiente nos fundíamos en el más tierno beso. Todo era perfecto, por la sencilla razón que yo estaba a su lado. Y me negaba a que todo volviese a cambiar.

La necesitaba a mi lado, la necesitaba para mi si quería seguir viviendo. Puesto que hace unas horas mi vida no tenía el más minimo sentido... porque si no es con ella, yo... Sabía que si me volviese a faltar otra vez, no podría seguir viviendo.

Y esque cuando te separas de la razón de tu vida, ¿Porqué seguir adelante? Si, por mi hija. Mi otro pilar incuestionable, la adoraba y la amaba... como sólo un padre es capaz de querer a su hija. Como sólo un padre es capaz de protegerla y dar su própia vida por ella... pero a Bella... a ella no la perdería, era otra de las verdades que surgían intensamente en mi interior. Que a pesar de todo, estaríamos juntos para siempre.

Me era fácil discernir el viento... pero mi mente se centraba en dibujar su perfil al sentir la caricia de sus cabellos agitados por este, formandola con su aroma. La lluvia... podía discernir cada gota... también como se chocaban contra nuestro rostro. Mis manos se deslizaron instintivamente y la abrazaron por la cintura afirmándola contra mi, notando su frente recostada en la mía de forma tan confortable.

Podria pasar horas asi con ella... quizá era esa sensación de que nos fusionabamos el uno con el otro. Sería incapaz de volver hacerle daño, yo también lo sentiría... y lo mismo ocurría con ella. Eramos uno. La frontera donde acababa yo, para empezar ella, se había difuminado. Sencillamente éramos nosotros...

Mis labios se posaron en su barbilla limpiando con ellos aquellas gotas de lluvia que caían suavemente por su rostro... para luego ascender y besarla de nuevo con necesidad, con aquellas ansias liberadas sólo por la dulzura, y el deseo de hacer cada segundo único - Somos uno Bella... sé que solo a ti te necesito... y te necesito para siempre. Porque eres a la única mujer que puedo amar. Porque te pertenezco mi amor, y enfrentaré cualquier obstáculo para estar contigo... - mis ojos encendidos por la pasión, indicaban todo aquello que ella me hacía sentir, y todo aquello que estaba dispuesto a hacer por ella.

Pero todo lo que nos envolvía, seguía siendo una locura ¿cuántas posibilidades había de que saliese bien cuando teníamos prácticamente todo en nuestra contra? Es como si el mundo nos gritara que no debíamos estar juntos, como si alguien o algo estuviese aguardando tras cada esquina para arrebatarnos la felicidad que sentíamos por estar junto al otro...

Habían temas que aclarar, habían acontecimientos que solucionar, tenía muchas cosas pendientes antes de que me presentase a Forks, ¿Y qué sería lo correcto ahora? pues si me negaba a exponer a los Denali al enfrentamiento indudable con los Vulturi, ¿acaso podría yo exponer a Bella? era una ridícula cuestión, puesto que la respuesta era evidente. Pero... ¿Cómo decirle después de haberle prometido tantas cosas, que debería separarme de ella unas horas o incluso días, para reivindicar ciertas explicaciones a los Vulturi? ¿Acaso regresaría de aquel enfrentamiento? aquellas cuestiones inundaban mi mente sin cesar...

Pero a pesar de todo, había sólo un problema que se me presentaba incluso más complicado de llevar a cabo que los demás. Separarme de sus labios. Ya que el deseo irrefrenable de hacerla mía en ese mismo instante se accentuaba... debía detenerme, buscar ese acopio de voluntad, puesto que no había tiempo que perder. Pero mi boca estaba demasiado ocupada en busca de la suya. Sabía que debía... pero... ¿podía?

por **Bella M. Cullen** Vie Ago 28, 2009 8:55 pm

Luego de lo dicho por Edward, no estaba segura de poder separarme de él aunque fuese solo para ir a casa, no quería dejar de besarlo, no podía.
Lo que amaba de mi inmortalidad era que mi cuerpo era mucho mas fuerte, y se intensificaba por momentos el hecho de que siempre reaccionaban mis instintos contra lo que sería mi voluntad, que flaqueaba con tanta facilidad ante la tentación del escultural cuerpo de Edward.

Aunque la lluvia nos empapara por completo, jamás podría ahogarnos o darnos frío, y eso me incitaba a continuar parada en mi lugar, complacida de ser atrapada entre sus brazos, porque eso era todo lo que necesitaría para ser felíz en la inmortalidad que había elegido seguir. Y es por eso que aún solo podía seguir segura de las cosas que desde un principio confié.
La más importante de ellas...Estoy perdida, completa y errádicamente enamorada de él.

Estiré mis brazos que estaban apretados entre ambos cuerpos para aferrarme a su ahora cálido cuerpo que tanto me reconfortaba con fuerza, con intensidad como si eso fuese a fusionanos en un solo cuerpo incluso si eso no era posible, porque en mente eramos uno solo, una sola alma, dependiente de la otra.
Ignoré las prendas que parecían desaparecer con el agua mojándonos, como si nuestros cuerpos ardientes lograran evadir su presencia, con la necesidad de sentir la piel del otro.

Toda la oscuridad de los momentos recientemente pasados parecían tan lejanos teniendo a Edward ahora cerca, parecía que todo fuese color rosa nuevamente, indudablemente, incluso lo más siniestro parecía posible de afrontar junto a él, haciéndome dar caso omiso al resto del mundo o cualquier cosa relacionado a ello.
Solo él.

-Te amo...Te amo demasiado...No puedes alejarme de ti, no digas algo así nunca más...-Supliqué entre cortados besos que variaban a suspiros jadeantes, incitados a esta naturaleza por la intensidad de la situación.

Entonces mis labios desesperados buscaron los suyos nuevamente hasta rozarlos con lujuria, ¡Extrañaba tanto el éxtasis de sus deliciosos labios! Continué besándolo con necesidad de su ser, mientras que una mano caprichosa buscaba su rostro para acariciarlo de manera errádica, como si mi cuerpo temiera perderle nuevamente y deberia saciarse para soportarlo, pero el problema era obvio, nunca me sería suficiente, ¿Cómo cansaría mi cuerpo incansable? ¿Cómo sería capáz de sentir suficiente de Edward? No podría, pero en ese momento solo me importó lo que sucedía en cada instante, sin pensar en lo que pasaría luego.

por **Edward Cullen** Sáb Ago 29, 2009 3:02 am

Ahí estábamos ambos, enlazados en un abrazo bajo la lluvia, una lluvia que para nosotros distaba de ser una molestia. Una lluvia que formaba un delicado tul que nos envolvía todavía más en aquel mundo solo nuestro. Y es que me era tan fácil perderme a su lado... y lo cierto es que hacerlo no me suponía ningún esfuerzo, si no todo lo contrario, sólo tenía que dejarme llevar. Tan sólo ser nosotros. Sentí sus manos, su modo de tomar impulso para estrecharme contra ella, por lo cual, la alzé en mis brazos para poder reclamar la intensidad de sus labios, No fui delicado. No quería... y tampoco podía serlo.

Ella parecía entender mi necesidad que rozaba a la ferocidad, sus labios ansiaban más de los míos. Era necesidad, era desesperación, era... el deseo de fundirnos en uno. Mis labios la buscaban con un deseo voraz e irrefrenable. Nuestras bocas insaciables se movían ávidas mientras nuestros labios se besaban con brusquedad. Aquel deseo tan pasional que su mera presencia me provocaba. Sentía como si la a sangre hormigeaba bajo mi piel... seguía deborando cualquier emoción que pudiera pertenecer a la superficie de nuestros labios.

Cada imagen, cada recuerdo doloroso que volvía a mi mente para mortificarme, se convirtió en la ternura que nos envolvía a ambos en un halo sanador. Solté un suspiro estremecedor antes de someter mi alma destrozada a la ternura de sus labios. Ella era mi bálsamo para cualquier herida. Ella era mi refugio paradisiaco... me sentía tan bien teniéndola ahí, en mis brazos... fue como si se detuviese el tiempo. Ahí estaba ella, ahí estaba yo. Nuestros labios se separaron por una tonta distancia mínima, sólo para demostrar lo que sentíamos con palabras...

- Bells, una vida no me bastaba para amarte... y ahora, ni la eternidad me parece suficiente... te amo, para siempre - susurré acariciando su mejilla con las yemas de los dedos, resbalando sobre las gotas que cubrían su piel. Observé su rostro embelesado una vez más. Antes de que sus labios buscasen con urgencia los míos nuevamente, profundizando aquel beso mientras la intensidad aumentaba, pese a que tenía separarme. Debía explicarle que sí tenía que alejarme... me dolía mentirle, pero no quería arriesgar su vida como lo había hecho con anterioridad. Ella era un imán para el peligro, y esta vez me negaba a que algo le sucediese. No permitiría que nuestra hija quedase también involucrada.

Mis manos dejaron de sujetarla en un aupado abrazo, para que se deslizase por mi cuerpo hasta que sus pies tantearan de nuevo al suelo. Tomé su mejilla mirándola fijamente a los ojos unos instantes. Era arriesgado. Era un todo o nada. Pero... habia tanto que ganar... si estaba en lo cierto acerca de los Vulturis, todo volvería a ser como antes. Me era imposible dejar correr aquello - Bella, te ruego que me des tiempo para despedirme de Tanya y del resto de su familia. Sólo unas horas. - mentí sin evitar sentir la presión punzante en el pecho que me provocaba decir aquello - intentaré no demorarme. Es necesario... - confesé, intententando controlar la intensidad de mis palabras conforme surgían de mis labios.

Sin pensármelo dos veces, me incliné a ella y la besé. No quería ver la preocupación que acuciaba su rostro. Pues sabía de la tortura que me produciría. El beso no era como el de antes, saboreé su boca sintiendo aquellas descargas eléctricas recorrer mi piel. Intenté retener su sabor en mis labios. Era un beso muy significativo... era esa clase de beso que temía que Bella identificase. Mis labios se despedian de ella... a la vez que exhalaban su aliento embriagador con la idea de retener su sabor en mi mente. No sabía cuánto volvería besarla, no sabía siquiera si volvería a tener la oportunidad de hacerlo. Intenté reprimir cualquier estremecimiento que me delataría... aquello, era un beso de despedida.

- No pretendo preocuparte - susurré todavia contra sus labios con suavidad. Y es que... me sentia lleno. Ella me llenaba. Ella me hacia sentir seguro. Mis manos acudieron entorno a su cintura, la miré luego de apoyar mi frente en la suya - confia en mí. No evites creerme, cumpliré con mi propósito Bella... sólo otórgame unas horas... - cerré los ojos instintivamente con la frente levemente fruncida, su contacto me seguía siendo imprescindible.

por **Bella M. Cullen** Dom Ago 30, 2009 5:02 am

Mi cuerpoo no respondía ante el llamado de alejarme de él, no podía, no quería tampoco.
Los jadeos se inteisificaban de forma refrescante gracias a la lluvia que nos bañaba de forma casi placentera, haciéndome sentir que, si no fuese por ese rocio, nuestros cuerpos arderían en llamas.
Sin embargo, aunque el beso se volvía con intensidad mas y mas desesperado, la voz de Edward interrumpía con necesidad de hablar.

A decir verdad temía por lo que pudiese decir...Sentía como si su reciente promesa de nunca mas alejarse corría riesgo de ser incumplida, no por intención propia de Edward, claro, sabía que no era así, pero era obvio que entonces, por una razón anexa a nuestros deseos....
Suspiré levemente en mi mente pensando en tener que separarme de él, y una punzada recorrió mi espalda al pensar en alejarme de él nuevamente.
Otra vez, el miedo de perderle me aterrorizaba de una forma incontrolable, volviéndome vulnerable como cuando era una débil y frágil humana.

Mi estado pensativo se vió dulcemente cortado por la profunda voz de Edward comentándome sus razones para alejarse...Solo un día, pero un día sin él para mi no era mas que toda la eternidad...Algo tan grande e insignificante si no podía estar con quien necesita mi cuerpo y alma.

Me quedé pensativa un momento, pensando la necesidad de que tuviera que irse....Si quería despedirse y agradecerle a las Denali por su hospedaje, incluso podía invitarles a Forks...O enviarles regalos, o lo que fuese para que él no se tuviera que alejar.

-¿Es necesario que te alejes? ¿No puedes invitarles aquí?-Me mordí el labio inferior con algo de desesperación
e impotencia por lo sucedido.

-Acabas de prometerme no alejarte y ya debes irte...-
Mascullé en un hilo de voz casi imperceptible, mientras mi ceño se fruncía en un gesto dolorido por la angustia que una nueva separación generaría en mí....Parecía tan inalcanzable todo el tiempo.
A pesar de ser mío siempre le perdía, nunca tendríamos un final felíz de película, eso lo sabía bien, pero ni siquiera parecía que fuera posible pasar tiempo con él...Y eso comenzaba a angustiarme aunque continuase en sus brazos.

por **Edward Cullen** Dom Ago 30, 2009 9:14 pm

Mi felicidad no pendía de abandonar la realidad por unos segundos, mi sueño no consistia en alcanzar un imposible, en aquella ocasión no estaba solo para alcanzarlo, ni tenía que dirigir mi mirada a un incierto infinito.

Porque aquella vez mi sueño estaba frente a mi. Porque mi felicidad había llegado cuando tenía los pies en la tierra, porque junto a ella no neceistaba saltar, porque mi rumbo a su lado tan solo era el de seguir adelante, el de continuar a su lado por toda la vida. Porque aquel imposible desde que la conocí... se había hecho posible. Porque estaba viviendo mi sueño. Nuestro sueño.

No podía apagar aquello, no podía dejar de gritar en mi mente que la amaba, que estábamos juntos, que era real. Hacía tanto que la quería... recordé nuestro primer encuentro... y cuanto me había fascinado... Recordaba cada detalle, su aroma, su tacto, su mirada... pero si había algo de aquel encuentro que confirmaba lo mucho que la deseaba. Aquello era algo más... algo que sabía que sería para siempre.

- Bells.. - susurré suavemente - debo ser yo, quien vaya. - insistí de nuevo sin dar más explicaciones - sólo unas horas.. - o días... o semanas... pensé para mis adentros con una amargura que me torturaba hasta lo más profundo de mi ser.. - mi promesa sigue en pié... no voy a cometer el mismo error - la miré a los ojos.

Tomé su rostro entre mis manos sonriendo de forma cómplice, pasando mis dedos acariciando sus pestañas para que los cerrase.

- Dame un segundo.. - rogué sonriendo, observándola con los ojos cerrados y aquella sonrisa. Llevé una de mis manos empapadas sobre su cabeza para dejar que una gota resbalase de mis dedos hasta su frente, y comenzase a descender por su piel, dibujado el puente de su nariz para bajar acariciando sus labios hasta su mentón, donde continuó por su garganta hasta espirar en su pecho desvaneciéndose en su ropa.

Mis labios siguieron lentamente la estela de la gota, en una lenta caricia, deteniendome repetidamente para aspirar su aroma o besar suavemente su rostro, dibujando especialmente aquellos labios que tanto me gustaban... demorándome en su garganta, donde me embriagaba aquel deseo y mi fascinación por todo lo que ella me hacía sentir, asi como por mi amor.

- No tendrás tiempo en echarme de menos... - susurré contra su cuello, todavía con los ojos cerrados sumido en aquel hechizo - te amo, mi amor...- la besé por última vez, con necesidad, con aquellas ansias refrenadas solo por la dulzura, y el deseo de hacer cada segundo único... separé mis labios de los de ella y en un movimiento inhumano desparecí.

Dejando al amor de vida de nuevo, sin saber realmente si volvería a verla. Sin saber si ella me esperaría si así fuese...

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